Una reliquia de 7.000 años: el Caballo Losino sigue vivo en la Península

El Caballo Losino, raza autóctona de Castilla y León, ha sido reconocido como un verdadero vestigio viviente de la Prehistoria. Investigaciones recientes han confirmado que sus orígenes se remontan a hace más de 7.000 años, cuando ya formaba parte del paisaje del norte peninsular.

Según los expertos, el Losino comparte tronco genético con otras razas primitivas como el asturcón y el pottoka, pero evolucionó de manera independiente tras quedar aislado en zonas montañosas del norte de Burgos, especialmente en el Valle de Losa y Las Merindades. Sus proporciones armoniosas, capa negra y resistencia al frío han sido clave en su adaptación al medio.

Además de su valor biológico, el Losino tiene una profunda carga cultural. Se cree que podría estar representado en grabados rupestres como los de Puente Viesgo (Cantabria), y algunas teorías apuntan incluso a que Babieca, el célebre caballo del Cid Campeador, podría haber sido un ejemplar de esta raza.

A lo largo del siglo XX, el Caballo Losino estuvo al borde de la desaparición, debido al cruce con razas cárnicas más grandes. No obstante, gracias al trabajo de recuperación llevado a cabo desde los años 80 por criadores, asociaciones y administraciones, hoy se cuenta con un núcleo estable y en crecimiento, especialmente en Burgos y otras provincias de Castilla y León.

🧬 Conservar el pasado, proteger el futuro

La historia del Caballo Losino es la historia de la biodiversidad ibérica. Un animal moldeado por la naturaleza a lo largo de milenios, que hoy representa una conexión viva entre el ser humano, su entorno y su memoria colectiva. Protegerlo es un compromiso con la historia, la ciencia y el equilibrio natural.

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